Más y más oscuridad. Y, por algún motivo que desconocía, el hecho de que hubiera bits y no gemas en el suelo de la sala me inquietaba. Serían cosas mías, seguramente... Al fin y al cabo, ¡estábamos cruzando puertas gratis! Además, ya no se escuchaba la voz de la siniestra doble de Twilight Sparkle. ¡Todo iba mejorando!
- ¿Habéis oído eso? - inquirió Firestone, deteniéndose repentinamente y haciéndonos callar con un gesto. Cuando estaba a punto de responderle que serían imaginaciones suyas, un fuerte ruido retumbó por toda la sala poniéndome el pelaje de punta.
¿Dije antes que todo iba a mejor? Corrijo. ¡Preferiría una conversación con la falsa Twilight a esta nueva situación!
- Espero que sepáis por dónde ir para no encontrarnos con... eso - afirmó Rarity con cierto tono de preocupación.
- ¡No os preocupéis! Dejadme elegir puerta a mí esta vez - miré a mis dos compañeros y ninguno de ellos objetó mi propuesta.
Demostrando unos avanzados conocimientos del funcionamiento del laberinto, comencé a girar sobre mí misma unos segundos y me detuve arbitrariamente enfrentada a una de las puertas. Me acerqué para iluminar el símbolo: tres triángulos.
- ¡Esta era de prueba! - me excusé.
Un segundo intento de mi magnífica técnica, durante el cual me pareció ver a Rarity y Firestone haciendo sendos facehooves entre giro y giro, me colocó frente a la puerta de un triángulo.
- ¡Que sea la número uno! - exclamé, aparentando mucha más confianza de la que poseía realmente. "Y que me vengan mil potrillos poco cooperativos a la clínica si estoy mandando a mi grupo a un monstruo peligroso..."