Me siento incapaz de asumir mi fracaso ante Applejack:
-Yo.... yo ... no sirvo!
Me da un ataque de nervios y me lanzo contra la puerta 5, sin meter bit ni nada, asi que me hago daño en la cabeza y me caigo hacia atrás del golpe. He arremetido con tanta fuerza que me he hecho sangre. Me siento tan inútil y patética que me pongo a llorar, bocarriba, desesperada y compungida, como si estuviera bailando una de mis danzas, pero, en esta ocasión, de forma macabra y sin gracilidad alguna. El juego de repente ha dejado de parecerme tan divertido como cuando le dije a la princesa de la pesadilla que la quería. Mi epifanía había resultado errada, mi triunfal regreso truncado, y me siento como el reo falsamente acusado que se da cuenta de que no ha sido tan falsamente acusado y debe asumir las consecuencias de sus actos, al darme cuenta de que tendría que admitir que había perdido.