Sweetyshy se fué acercando lentamente a aquel ser, de pronto noto la pezuña de su padre tapándole la boca indicándole que no hiciera ruido, la pequeña se puso a gimotear y pronto padre e hija pudieron ver como lentamente la estatua bajaba la pata hasta señalarlos de forma amenazadora, la expresión de la estatua era fría y amenazadora lo que hizo que la potrilla se quedara paralizada de miedo mientras, su padre no dejaba de tirar de ella.
-¡Rápido Sweety!
Pero pronto vieron como todas las salidas estaban bloqueadas por más estátuas.
-Papi... tengo miedo....- dijo la pequeña Sweetyshy asustada.
-Tranquila cariño todo saldrá bien, eso sí... debes ayudar a papi, ¿Vale? -dijo intentando tranquilizarla- ¿Puedes ver en esta salada de donde proviene la magia cariño?
-Pa... papi... yo no me creo capaz de hacer algo así... sabes que la magia no es mi fuerte....
-Vamos cariño, yo se que puedes, eres y seras una gran unicornio, mamá y yo estamos muy orgullosos de ti, así que papi necesita tu ayuda...
-Pero....
-Vamos cariño, no te rindas.
La pequeña unicornio no era muy buena usando magia, pero le costaba muy poco percibir de donde procedía, así que con mucho esfuerzo su cuerno empezó a iluminarse.
-¡¡Papi!! alguien controla a las criaturas muy cerca de la puerta 3.
Tras decir esto empezaron a escuchar una risa maléfica.
Karurosu centro la vista donde había dicho la pequeña y donde ahora se escuchaba la risotada, allí pudo ver lo que parecía un unicornio negro de cuerno largo y retorcido que parecía levitar también en el aire, no se podía saber cuando empezaba y acaba el especie de unicornio, ya que se podía ver que no era del todo corpóreo.
Karurosu abrazó con fuerza a la pequeña y pálida potrilla que parecía que se iba a desmayar por miedo y por el gran esfuerzo que acababa de realizar.
-Cariño, te prometo que todo saldrá bien.
''Tengo que proteger como sea a mi hija, aun que me cueste la vida'' pensó Karurosu asustado.
Las estatuas que bloqueaban la puerta poco a poco se iban acercando a ellos, en unos minutos estarían atrapados y acabarían asfixiados por aquellas estatuas.
Karurosu no sabía muy bien que hacer, así que a la desesperada lanzó una de las gemas que habían en el suelo contra una de las estatuas y lo que escuchó a continuación es como la gema caía al suelo y vio como parpadeaba la estatua.
Karurosu le susurró a Sweetyshy.
-Cariño... ahora debes confiar en mi, vamos a lanzarnos contra las estatuas y... te prometo que no sucederá nada.
El pony terrestre cargó a la pequeña en su lomo y decidido se dirigió hacia la puerta 6 pronto ambos notaron una sensación fría y angustiosa, acababan de atravesar aquellas estatuas, pero aun no estaban a salvo debían cruzar rápido la puerta número 6 o quedarían a merced de aquel ser.
-¡Cariño saca un bit, nos vamos por la puerta 6!
Dijo Karurosu galopando lo más rápido posible.
Sweetyshy sacó un bit y lo introdujo por la puerta 6.